Mi última reseña hasta la fecha: El detective moribundo de Leif GW Persson.
“El detective moribundo” (Grijalbo, 2013) es una novela policíaca del sueco Leif GW Persson (1945), criminólogo y escritor, autor de novelas de crimen y misterio, como su serie del detective Evert Bäckström. Está protagonizada por Lars Martin Johansson,
otro personaje habitual en sus obras anteriores. La novela, publicada
en 2010, ha recibido varios premios en Suecia, Dinamarca y Finlandia.
Lars Martin Johansson antiguo jefe de la policía judicial y de los servicios secretos lleva un par de años jubilado. A los sesenta y siete años, el retiro de su faena habitual le ha permitido descansar, pasar más tiempo con su mujer y cazar con su hermano. Cuando regresa de comprar una salchicha en su puesto favorito de Estocolmo, sufre una embolia cerebral.
Johansson se despierta en el hospital, entumecido, con medio cuerpo paralizado, el brazo derecho sin sensibilidad y dolor de cabeza. A partir de ese momento su vida se pondrá patas arriba y deberá tomarse las cosas con mucha más calma. Necesitará mejorar su dieta, comer sano, olvidarse del alcohol, realizar más ejercicio, además de sesiones de fisioterapia para ir recuperándose de las secuelas físicas que le ha dejado la embolia. En un primer momento se resiste a cambiar, como si nada hubiera sucedido y aparenta una fortaleza tanto mental como física que no es real, pero tan solo trata de no preocupar demasiado a su mujer Pia. Sin embargo, en su interior, y muy a su pesar, sabe que, o se cuida, o lo enterrarán. Su fuerte personalidad va a chocar de forma constante con cada nuevo intento de que trate de seguir los consejos de los médicos. Sobre todo, porque Johansson que está acostumbrado a dar órdenes a sus subordinados, no soporta tener que obedecerlas él como si se tratara de un niño al que riñen porque ha hecho alguna travesura.
Mientras todavía se encuentra ingresado y aceptando los cambios que necesita hacer para continuar con vida, su doctora le comenta el asesinato de una niña de nueve años, Yasmine, ocurrido veinticinco años atrás. Según le cuenta su doctora Ulrika Stenholm, nunca se consiguió averiguar quién fue el responsable del crimen.
Johansson, que no tiene otra cosa en la que ocuparse, aparte de su recuperación, se va a embarcar en una investigación para conseguir hallar al culpable. La investigación del crimen supone el único alivio que puede tomarse el expolicía y lo que le anima a continuar cada día.
Los diferentes pasos que va a dar Johansson para obtener información sobre un caso que lleva veinticinco años archivado y que ha prescrito, impedido como está, son los mejores momentos de la novela. El policía jubilado va a cobrarse todos los favores debidos durante su carrera y solicitará la ayuda de antiguos compañeros, viejos subordinados que continúan en activo, así como de amigos y familiares para que le consigan cualquier archivo, papel o informe que pueda contener una pista sobre el asesinato de Yasmine.
Lars Martin Johansson antiguo jefe de la policía judicial y de los servicios secretos lleva un par de años jubilado. A los sesenta y siete años, el retiro de su faena habitual le ha permitido descansar, pasar más tiempo con su mujer y cazar con su hermano. Cuando regresa de comprar una salchicha en su puesto favorito de Estocolmo, sufre una embolia cerebral.
Johansson se despierta en el hospital, entumecido, con medio cuerpo paralizado, el brazo derecho sin sensibilidad y dolor de cabeza. A partir de ese momento su vida se pondrá patas arriba y deberá tomarse las cosas con mucha más calma. Necesitará mejorar su dieta, comer sano, olvidarse del alcohol, realizar más ejercicio, además de sesiones de fisioterapia para ir recuperándose de las secuelas físicas que le ha dejado la embolia. En un primer momento se resiste a cambiar, como si nada hubiera sucedido y aparenta una fortaleza tanto mental como física que no es real, pero tan solo trata de no preocupar demasiado a su mujer Pia. Sin embargo, en su interior, y muy a su pesar, sabe que, o se cuida, o lo enterrarán. Su fuerte personalidad va a chocar de forma constante con cada nuevo intento de que trate de seguir los consejos de los médicos. Sobre todo, porque Johansson que está acostumbrado a dar órdenes a sus subordinados, no soporta tener que obedecerlas él como si se tratara de un niño al que riñen porque ha hecho alguna travesura.
Mientras todavía se encuentra ingresado y aceptando los cambios que necesita hacer para continuar con vida, su doctora le comenta el asesinato de una niña de nueve años, Yasmine, ocurrido veinticinco años atrás. Según le cuenta su doctora Ulrika Stenholm, nunca se consiguió averiguar quién fue el responsable del crimen.
Johansson, que no tiene otra cosa en la que ocuparse, aparte de su recuperación, se va a embarcar en una investigación para conseguir hallar al culpable. La investigación del crimen supone el único alivio que puede tomarse el expolicía y lo que le anima a continuar cada día.
Los diferentes pasos que va a dar Johansson para obtener información sobre un caso que lleva veinticinco años archivado y que ha prescrito, impedido como está, son los mejores momentos de la novela. El policía jubilado va a cobrarse todos los favores debidos durante su carrera y solicitará la ayuda de antiguos compañeros, viejos subordinados que continúan en activo, así como de amigos y familiares para que le consigan cualquier archivo, papel o informe que pueda contener una pista sobre el asesinato de Yasmine.
La investigación del caso va a discurrir
paralela con la recuperación de Johansson, y como esta, en ocasiones
realizará avances y a veces se estancará. De esa forma el lento ritmo de
la historia se va a asemejar a las dificultades que atraviesa el
personaje.
Lee la reseña completa aquí.
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