Volvemos para la Semana Negra, no hay nada abierto, excepto el puesto de Gigamesh en el que hay cola, para pedir número, pues Martin firmará libros a eso de las 12.
Sin nada mejor que hacer, como continúa lloviendo, nos metemos en el acuario. La verdad, es que gozamos como los niños chicos, con las nutrias, morenas, pulpos, tiburones, rayas, pingüinos y demás fauna.
Después vamos en busca de Alejo Cuervo de nuevo, no sea que se haya olvidado de nuestra entrevista. En la carpa ya hay bastante cola y Martin está firmando sus libros, otros disfrutan con el juego temático de Juego de Tronos. Localizamos a Alejo. ¿Al final cuándo quedamos? El domingo por la tarde entre mesas, ¿no? Mmm, sólo nos quedamos hasta el domingo por la mañana. ¡Vaya! Pues os había encajado el domingo, dejadme un segundo que lo pienso y os digo.
Mientras Alejo se hace su composición de lugar, David le saca unas fotos al autor firmando y yo que había visto a Rodolfo Martínez sentado, me dirijo a él para que me rubrique su Sherlock Holmes y la Sabiduría de los Muertos. Encantado, echa mano de bolígrafo y me hace una dedicatoria. Gracias, le suelto, de nada, hombre, que te guste.
Alejo nos cita para después de comer en la cafetería del hotel donde se encuentran alojados los autores invitados, id un poco antes, aunque es probable que nos retrasemos. Ok, tomaremos un café mientras llegan. Nos marchamos hacia la zona de la Plaza Mayor, donde nos esperan en una sidrería para comer. Caen unas 5 botellas de sidra, la comida está buena pero nos apremia el tiempo, que se nos echa encima la entrevista, menos mal que el hotel se encuentra cerca.
Repasamos la entrevista con unos cafés, le explico a David las palabras de difícil pronunciación y me aseguro que las entiende todas. Comprobamos que cámara de vídeo y el móvil con el que vamos a grabar funcionan correctamente. Pasa media hora. No vienen. Pasan tres cuartos. No vienen.
Llamo a Alejo, me pregunta qué hora es. Nos pide mil perdones, la sobremesa se les ha alargado. Lo tendremos que hacer después de la presentación del libro de ilustración de Enrique Corominas. A nuestro lado se encuentra Scott Bakker con otro autor (que no conseguimos identificar), le preguntamos si les podemos sacar una foto, claro nos responde en inglés.
Nos volvemos a la playa. En la carpa de encuentros, donde se celebra una charla con Elia Barceló, Rafael Marín, Juan Miguel Aguilera y otros sobre monstruos. Allí nos encontramos con Claudio Cerdán, charlamos un buen rato, nos firma El Dios de los Mutilados y acudimos juntos a la presentación de Corominas con la sorpresa que acude el propio Martin (nosotros ya lo sabíamos). Es una presentación bastante rápida y la mayoría de los asistentes permanecemos de pie por no haber suficientes sillas.
Cuando termina, tras unas fotos, Alejo nos lleva con Martin hasta una carpa de la organización del certamen, en la que hay unas cuatro personas trabajando. Nos presentamos, le regalamos un Urnas de Jade firmado por David. No nos engañemos, estamos un poco nerviosos, por confundirnos en alguna pregunta, por la responsabilidad que han puesto sobre nosotros, por el calibre del personaje.
Ponemos los trastos en marcha y le hacemos las preguntas pertinentes. En todo momento se muestra amable y divertido, varias veces nos reímos con él, en lo que fue una charla muy agradable sobre literatura fantástica con uno de los grandes del género actual. Al final nos firma unos libros, siempre con una sonrisa. Nos hacemos unas fotos junto a una figura de cartón-piedra de Jack el Destripador. Nos despedimos, nos desea buena suerte, le deseamos buena suerte.
Intentamos llegar a la presentación de Claudio, pero es demasiado tarde y tratamos de conseguir una firma y un dibujín de Corominas, esperamos durante una hora y la cola no se mueve. Decidimos que nos apetece más una cerveza con Claudio y sus amigos Chema, Álex y Lidia. La charleta se alarga y se nos hace tarde para cenar. Cenamos al lado del hotel, pero estamos muertos. Acabamos llamando a Claudio para decirle que no nos espere, que nos vamos a dormir.
Y al día siguiente nos fuimos a Oviedo, me hice una foto con la estatua de Woody Allen. Comimos allí, en una sidrería como no, café y carretera y manta hasta Salamanca.
Las fotos son © de David Prieto, así que si vais a usarlas, citad de dónde las habéis sacado.
Sin nada mejor que hacer, como continúa lloviendo, nos metemos en el acuario. La verdad, es que gozamos como los niños chicos, con las nutrias, morenas, pulpos, tiburones, rayas, pingüinos y demás fauna.
Después vamos en busca de Alejo Cuervo de nuevo, no sea que se haya olvidado de nuestra entrevista. En la carpa ya hay bastante cola y Martin está firmando sus libros, otros disfrutan con el juego temático de Juego de Tronos. Localizamos a Alejo. ¿Al final cuándo quedamos? El domingo por la tarde entre mesas, ¿no? Mmm, sólo nos quedamos hasta el domingo por la mañana. ¡Vaya! Pues os había encajado el domingo, dejadme un segundo que lo pienso y os digo.
Mientras Alejo se hace su composición de lugar, David le saca unas fotos al autor firmando y yo que había visto a Rodolfo Martínez sentado, me dirijo a él para que me rubrique su Sherlock Holmes y la Sabiduría de los Muertos. Encantado, echa mano de bolígrafo y me hace una dedicatoria. Gracias, le suelto, de nada, hombre, que te guste.
Alejo nos cita para después de comer en la cafetería del hotel donde se encuentran alojados los autores invitados, id un poco antes, aunque es probable que nos retrasemos. Ok, tomaremos un café mientras llegan. Nos marchamos hacia la zona de la Plaza Mayor, donde nos esperan en una sidrería para comer. Caen unas 5 botellas de sidra, la comida está buena pero nos apremia el tiempo, que se nos echa encima la entrevista, menos mal que el hotel se encuentra cerca.
Repasamos la entrevista con unos cafés, le explico a David las palabras de difícil pronunciación y me aseguro que las entiende todas. Comprobamos que cámara de vídeo y el móvil con el que vamos a grabar funcionan correctamente. Pasa media hora. No vienen. Pasan tres cuartos. No vienen.
Llamo a Alejo, me pregunta qué hora es. Nos pide mil perdones, la sobremesa se les ha alargado. Lo tendremos que hacer después de la presentación del libro de ilustración de Enrique Corominas. A nuestro lado se encuentra Scott Bakker con otro autor (que no conseguimos identificar), le preguntamos si les podemos sacar una foto, claro nos responde en inglés.
Nos volvemos a la playa. En la carpa de encuentros, donde se celebra una charla con Elia Barceló, Rafael Marín, Juan Miguel Aguilera y otros sobre monstruos. Allí nos encontramos con Claudio Cerdán, charlamos un buen rato, nos firma El Dios de los Mutilados y acudimos juntos a la presentación de Corominas con la sorpresa que acude el propio Martin (nosotros ya lo sabíamos). Es una presentación bastante rápida y la mayoría de los asistentes permanecemos de pie por no haber suficientes sillas.
Cuando termina, tras unas fotos, Alejo nos lleva con Martin hasta una carpa de la organización del certamen, en la que hay unas cuatro personas trabajando. Nos presentamos, le regalamos un Urnas de Jade firmado por David. No nos engañemos, estamos un poco nerviosos, por confundirnos en alguna pregunta, por la responsabilidad que han puesto sobre nosotros, por el calibre del personaje.
Ponemos los trastos en marcha y le hacemos las preguntas pertinentes. En todo momento se muestra amable y divertido, varias veces nos reímos con él, en lo que fue una charla muy agradable sobre literatura fantástica con uno de los grandes del género actual. Al final nos firma unos libros, siempre con una sonrisa. Nos hacemos unas fotos junto a una figura de cartón-piedra de Jack el Destripador. Nos despedimos, nos desea buena suerte, le deseamos buena suerte.
Intentamos llegar a la presentación de Claudio, pero es demasiado tarde y tratamos de conseguir una firma y un dibujín de Corominas, esperamos durante una hora y la cola no se mueve. Decidimos que nos apetece más una cerveza con Claudio y sus amigos Chema, Álex y Lidia. La charleta se alarga y se nos hace tarde para cenar. Cenamos al lado del hotel, pero estamos muertos. Acabamos llamando a Claudio para decirle que no nos espere, que nos vamos a dormir.
Y al día siguiente nos fuimos a Oviedo, me hice una foto con la estatua de Woody Allen. Comimos allí, en una sidrería como no, café y carretera y manta hasta Salamanca.
Las fotos son © de David Prieto, así que si vais a usarlas, citad de dónde las habéis sacado.
Comentarios
¿No te lo habrás llevado tú? :P
Por cierto, he mantenido una distendida charla con Claudio Cerdán
Salud compañeros!
Claudio.
PD: David Mateo si que es un ser expulsado del orto del averno, o al menos huele como tal XD