De qué os suena el nombre de este tipo de sonrisa afable, gordo y el cabello recogido en una sempiterna cola de caballo. Me explico, Gigax fue el pionero de los juegos de rol allá por los 70. Era muy aficionado a los juegos de representación histórica de batallas, con figuras, vamos wargames. Diseñó un nuevo modelo de juego, aunando un contexto medieval, con elementos fantásticos como la magia o los dragones, porque era fan de las narraciones de J.R.R. Tolkien y de las historias de Conan, trasladando este trasfondo de seres mitológicos, de razas humanoides y de armas imbuidas de conjuros, magos, guerreros y ladrones a un manual de reglas.
Primero, prescindió del engorroso tablero de los juegos de estrategia, cambiando las figuras por una hoja de personaje. Simplificó las reglas, creó la figura de un director de juego que era quien guiaba a los jugadore e interpretaba a los personajes secundarios. Gigax dejó muchas tareas a la imaginación, ocurrencia y actuación de los integrantes del juego, con lo cual, las posibilidades que se abrían eran inmensas, pues la misma aventura, jugada por diferentes personas, nunca resultaba la misma.
Dungeons & Dragons, fue el resultado, Dragones y Mazmorras, en castellano, el primero de una serie de publicaciones que inundaron el mercado, potenciando esta nueva forma de juego, los juegos de rol. Otros siguieron, Runequest, El Señor de los Anillos, La Llamada de Cthulhu, Star Wars, Akelarre (de Ricard Ibáñez, el primero español), Paranoia. Pero ninguno tan genuino como el del yayo Gigax. Siguieron otras versiones, Advanced Dungeons & Dragons (AD y D), Guías del Dungeon Master, Manuales de Monstruos, complementos de los personajes, ayudas al juego, compendios, libros de trasfondo... En fin, un gran negocio en torno al jueguito de los dragoncitos y los dados de diferentes caras.
La primera vez que jugué a rol tenía 12 años. David me convenció para que jugaramos a un juego que había traído un nuevo amigo de Madrid. Vale, dije, sin esperarme en absoluto lo divertido que resultó y que, con 29 años, siga jugando a rol de forma esporádica.

Gigax nos abrió a toda una generación un mundo nuevo de cuevas, de dungeons repletos de tesoros, de dragones, de emboscadas por bandoleros, de peleas a brazo partido, cubriendo la espalda de los compañeros. Nos dejó una ilusión por la que, deseabas que llegara el fin de semana para volver a reunirte con los amigos y retomar la partida donde la habías dejado y jugar con tu ladrón. Apenas teníamos veinte páginas de las reglas fotocopiadas y las normas que no estaban, nos las inventábamos.
También, desarrolló en mí un interés por la lectura, por el género fantástico que comenzó por El Hobbit y que continúa hasta ahora. Sin aquellas partidas veraniegas de D&D, tirados en el césped de un parque, a la sombra de un árbol, con una bolsa de patatas, unas coca-colas, tirando nuestros dados de colores, mientras los transeúntes nos miraban de forma extraña, no sería el lector, ni el escritor que soy ahora mismo.
Gracias por ayudarnos a imaginar mundos mágicos, gracias por tantos ratos de diversión, señor Gigax.
©2008 Alejandro Guardiola
Comentarios
Más que amigos creo que ya son hermanos.
Como principio del juego de "rol" (juego de papel) enseñó otra forma de divertirse, teniendo el libro como totem.
Ahora todo esto se está perdiendo y se editan cada vez menos juegos de rol en papel, porque los chicos leen menos y porque es más sencillo jugar en internet con una pantalla, en colores y sonido que tener que leerse un tocho, compartir un rato con los amigos e imaginárselo.
En fin.
Y que noticia más triste.
Bueno, así es la vida.