Sigo con contenidos publicados hace tiempo, pero que no había subido por aquí. En esta ocasión, Jagannath la colección de cuentos de la autora sueca Karin Tidbeck:
“Jagannath” (Nevsky Prospects, col. Fábulas de Albión, 2014) de Karin Tidbeck, supone la primera publicación en castellano de esta escritora sueca cuya obra ha sido calificada de weird,
si bien a ella no le agrada demasiado esa etiqueta. La trayectoria de
Karin Tidbeck es curiosa porque parte de su obra, e incluso parte de los
cuentos que componen “Jagannath”,
han sido escritos en inglés y publicados en primer lugar en medios
anglosajones, porque escribe y publica tanto en inglés como en sueco.
Con “Jagannath” ha sido nominada a varios premios del ámbito anglosajón como el World Fantasy Award y el Tiptree Award, y ha ganado el William L. Crawford Award. La antología que nos presenta Fábulas de Albión supone el debut en España de la autora y ha sido traducida por Marian Womack y Carmen Montes.
“Jagannath” es una palabra que nos resulta extraña, está llena de fuerza, pero no terminamos de comprenderla. Jagannath o Jagannatha significa en sánscrito “Señor del Universo” adorado en la mitología hindú y una de las formas de Vishnu o de un avatar de Krishna.
Pero la colección de relatos que vamos a analizar no trata de la
mitología hindú. Sí de mitología, pero una muy personal y característica
que iré desgranando en cada uno de los trece cuentos que componen la
totalidad del texto.
El primer cuento es “Beatrice”. En él Franz Hillier, médico de profesión, acude a una feria a París y termina por enamorarse de un prototipo de zeppelín que decide llamar “Beatrice”. Por otro lado en Hamburgo, una mujer, Anna Goldberg, hija de un impresor, se enamora de una bomba de vapor, “Hércules”. El cuento nos narrará esas dos imposibles historias de amor, todo ello rodeado de una ambientación victoriana y un tanto steampunk. Una deliciosa historia en la que el amor de un ser humano por un objeto, una máquina, se nos presenta de la forma más natural, sin artificios. Es un suceso que dentro del universo del relato puede ocurrir como si tal cosa. Las dos historias de amor convergirán, resultando en un final inesperado y sorprendente.
“Cartas a Ove Lindström”, se trata de una serie de fragmentos, de cartas de Viveka Lindström a su padre muerto, un antiguo hippy y miembro fundador de una comuna en Suecia. Por medio de esas cartas descubriremos el círculo de amigos de Ove. También nos hablará de su misteriosa madre, que desapareció sin dejar rastro al internarse en el bosque, de la misma forma que entró en sus vidas. Cuando Viveka visita a los antiguos amigos y colegas de su padre le cuentan sus recuerdos sobre Ove: “Decía que tu madre apareció un buen día saliendo del bosque, sin más” (p.22). El relato está repleto de misterio y de la inquietud de la protagonista que apenas recuerda a su madre, es un intento de comprender por qué los abandonó, quién era esa figura tan desconocida por todos. El cuento está lleno de notas de color, de sonidos, como las campanillas, de sensaciones, de la frontera que supone el bosque, de pinceladas tan mínimas que lo más probable es que no nos demos cuenta que estaban ahí hasta que finalicemos su lectura. Es una historia sobre lo mítico, pero también sobre lo cotidiano y cómo se aúnan ambos conceptos. Una narración cuyo valor reside más en lo que no nos muestra, en aquello que nos sugiere y en lo que nos invita a pensar, pero que no nos descubre.
El primer cuento es “Beatrice”. En él Franz Hillier, médico de profesión, acude a una feria a París y termina por enamorarse de un prototipo de zeppelín que decide llamar “Beatrice”. Por otro lado en Hamburgo, una mujer, Anna Goldberg, hija de un impresor, se enamora de una bomba de vapor, “Hércules”. El cuento nos narrará esas dos imposibles historias de amor, todo ello rodeado de una ambientación victoriana y un tanto steampunk. Una deliciosa historia en la que el amor de un ser humano por un objeto, una máquina, se nos presenta de la forma más natural, sin artificios. Es un suceso que dentro del universo del relato puede ocurrir como si tal cosa. Las dos historias de amor convergirán, resultando en un final inesperado y sorprendente.
“Cartas a Ove Lindström”, se trata de una serie de fragmentos, de cartas de Viveka Lindström a su padre muerto, un antiguo hippy y miembro fundador de una comuna en Suecia. Por medio de esas cartas descubriremos el círculo de amigos de Ove. También nos hablará de su misteriosa madre, que desapareció sin dejar rastro al internarse en el bosque, de la misma forma que entró en sus vidas. Cuando Viveka visita a los antiguos amigos y colegas de su padre le cuentan sus recuerdos sobre Ove: “Decía que tu madre apareció un buen día saliendo del bosque, sin más” (p.22). El relato está repleto de misterio y de la inquietud de la protagonista que apenas recuerda a su madre, es un intento de comprender por qué los abandonó, quién era esa figura tan desconocida por todos. El cuento está lleno de notas de color, de sonidos, como las campanillas, de sensaciones, de la frontera que supone el bosque, de pinceladas tan mínimas que lo más probable es que no nos demos cuenta que estaban ahí hasta que finalicemos su lectura. Es una historia sobre lo mítico, pero también sobre lo cotidiano y cómo se aúnan ambos conceptos. Una narración cuyo valor reside más en lo que no nos muestra, en aquello que nos sugiere y en lo que nos invita a pensar, pero que no nos descubre.
“La señorita Nyberg y yo” es un cuento
muy sencillo en el que la autora vuelve a utilizar un narrador en
segunda persona y cuenta cómo un escritor le está escribiendo una
historia a su amiga. En ella, esta amiga ha criado a una especie de
criatura, gnomo o duende de diez centímetros de altura, en una maceta.
En realidad la autora nunca nos lo define como yo lo he hecho, solo
habla de un ser viviente asexuado y que vive en la maceta de la señorita
Nyberg y al que ha decidido llamar Brun.
El escritor no sabe cómo debe terminar el cuento y así se lo comenta a
su amiga, que no se cree que haya escrito una historia sobre ella. En
este cuento ya vemos la obsesión de Karin Tidbeck por criaturas,
homúnculos y nacimientos y alumbramientos extraños.
“Rebecka” es una chica desequilibrada, adicta al alcohol y a las drogas y con varios intentos de suicidio a sus espaldas. La narradora que nos cuenta la historia es una amiga de Rebecka, la que sufre la autodestrucción de la protagonista. Ella es quien ha ayudado a Rebecka en sus peores momentos, quien ha limpiado los despojos que ha ido dejando tras ella. Cuando Rebecka escupe en una pila bautismal, las cosas cambiarán, veremos una transformación radical. Un relato que toca la religión, o quizás la fe, pero desde la oscuridad que posee a la protagonista y que transmite una sensación de incomodidad a lo largo de todo el cuento.
“Herr Cederberg” trata sobre un hombre orondo al cual apodan “abejorro” para mofarse de él, aunque este no le da demasiada importancia. “Abejorro” Cederberg se dedica a fabricar cometas y aviones a escala que es con lo que más disfruta. Es uno de las historias más simples y breves de toda la antología, pero no por ello la menos significativa. El personaje sigue trabajando para conseguir sus sueños, a pesar de los obstáculos que le ponen los demás en su camino.
“¿Quién es Arvid Pekon?” nos cuenta sobre Arvid Pekon, un teleoperador en una extraña compañía. Una abonada llama a Arvid preguntándole por un asunto bastante raro: que la comuniquen con su madre muerta. Se trata quizás de uno de los cuentos más surrealistas y kafkianos, recordando por momentos al propio “El Proceso” del autor checo, pero con un matiz fantástico que es lo que realza el relato.
“El complejo de vacaciones de Brita”. Escritora en la treintena que busca un lugar apartado y tranquilo donde continuar con su trabajo se traslada a un conjunto de bungalows que regenta una tía abuela suya, Brita. Allí pretende avanzar con los dos proyectos de novela que tiene entre manos, pero en realidad le servirá para indagar más en la historia de su familia cuando aparezca un grupo de excursionistas alegres y extrovertidos, habituales del lugar de vacaciones. Aquí se mezcla ese borroso límite entre la fantasía, y lo real; entre lo que perciben nuestros sentidos y lo que imaginamos en nuestros sueños. Creo que es a partir de este relato donde se nota un pequeño cambio en los cuentos que ya no nos dejará hasta el final y del que hablaré más adelante.
“Rebecka” es una chica desequilibrada, adicta al alcohol y a las drogas y con varios intentos de suicidio a sus espaldas. La narradora que nos cuenta la historia es una amiga de Rebecka, la que sufre la autodestrucción de la protagonista. Ella es quien ha ayudado a Rebecka en sus peores momentos, quien ha limpiado los despojos que ha ido dejando tras ella. Cuando Rebecka escupe en una pila bautismal, las cosas cambiarán, veremos una transformación radical. Un relato que toca la religión, o quizás la fe, pero desde la oscuridad que posee a la protagonista y que transmite una sensación de incomodidad a lo largo de todo el cuento.
“Herr Cederberg” trata sobre un hombre orondo al cual apodan “abejorro” para mofarse de él, aunque este no le da demasiada importancia. “Abejorro” Cederberg se dedica a fabricar cometas y aviones a escala que es con lo que más disfruta. Es uno de las historias más simples y breves de toda la antología, pero no por ello la menos significativa. El personaje sigue trabajando para conseguir sus sueños, a pesar de los obstáculos que le ponen los demás en su camino.
“¿Quién es Arvid Pekon?” nos cuenta sobre Arvid Pekon, un teleoperador en una extraña compañía. Una abonada llama a Arvid preguntándole por un asunto bastante raro: que la comuniquen con su madre muerta. Se trata quizás de uno de los cuentos más surrealistas y kafkianos, recordando por momentos al propio “El Proceso” del autor checo, pero con un matiz fantástico que es lo que realza el relato.
“El complejo de vacaciones de Brita”. Escritora en la treintena que busca un lugar apartado y tranquilo donde continuar con su trabajo se traslada a un conjunto de bungalows que regenta una tía abuela suya, Brita. Allí pretende avanzar con los dos proyectos de novela que tiene entre manos, pero en realidad le servirá para indagar más en la historia de su familia cuando aparezca un grupo de excursionistas alegres y extrovertidos, habituales del lugar de vacaciones. Aquí se mezcla ese borroso límite entre la fantasía, y lo real; entre lo que perciben nuestros sentidos y lo que imaginamos en nuestros sueños. Creo que es a partir de este relato donde se nota un pequeño cambio en los cuentos que ya no nos dejará hasta el final y del que hablaré más adelante.
Leéla entera en Fantasymundo.
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