
El otro día en casa de mis padres, en mi vieja habitación me encontraba pensando en algún tema que pudiera ser interesante para el blog. De repente, entre las novelas de Tolkien y las de Gaiman, un objeto sobresalía, llamando la atención. Se trataba de un viejo mapa que hicimos David y yo cuando comenzábamos a jugar a rol, habíamos leído muy poca fantasía y ni siquiera habíamos pensado en escribir nada. Deberíamos tener unos 14 ó 15 años.
El mapa era por completo imaginario, aunque nos basamos en varias ciudades que se nombraban en el Runequest, el libro básico, que debía ser como el segundo juego de rol (este con las reglas completas) al que le hincábamos el diente. A saber, nos turnábamos para realizar partidas en los diferentes lugares mencionados en el mapa: la ciudad de partida Jotenheim, patria de granujas y asesinos, la vecina Roteheim, la Ciudad de los Dos Reyes, la Cúpula Dorada, ciudad secreta de los enanos, Loom, la Ciudad de Cristal, la fortaleza de Tir Asleen, Mordor, las columnas de Artano, el bosque que encerraba el espíritu petrificado de un dragón... y muchos más lugares que no recuerdo de memoria. La zona se denominaba Rhus, y se encontraba en una zona similar a Rusia y el Caucáso.
El mapa en cuestión, en realidad es una segunda versión mucho mayor de uno que dibujamos y pintamos en un triste folio. Su hermano mayor tenía ya vocación de mapa en condiciones, tamaño A3, con varias zonas ampliadas y mejoradas, todo pintado a color, con su rosa de los vientos... Después David lo embadurnó de betún de Judea, para que diera aspecto de viejo, luego se quemó por los bordes para que pareciese más un pergamino. Y ahora descansa entre varios libros, de fantasía.
Más adelante nos liamos a diseñar un módulo de aventuras para La Llamada de Cthulhu, con 15 años y un Mac de los primeros, pero eso es otra historia...
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Un saludo.