
Ayer por la mañana viví una situación un tanto extraña, casi desagradable.
Os cuento, iba de camino al trabajo, cuando veo que empiezan a rodearme unos tipos vestidos igual. De negro, en concreto, y con gafas, algunos de sol. Empiezo a observar que los que marchan por delante de mi van todos con el pelo engominado y con raya a la izquierda. No puede ser, pienso un tanto azorado. Me adelanta un grupo de ellos mayor, viéndome inmerso en una marabunta de una centena de personas, todos llevan la raya a la izquierda. Por un momento, rodeado de los susodichos, vino a mi mente que me habían seguido una patrulla de agentes Smith y que en realidad vivíamos en un mundo como el Matrix que nos presentaban los hermanos Wachowski.

Cuando de verdad comenzaba a verme perdido, me di cuenta que en realidad se trataba de un grupo de inofensivos seminaristas, con el habitual atuendo negro y alzacuellos, que acudían a una reunión internacional de su congregación y que yo no les interesaba lo más mínimo. Pero esos instantes en los que estaba pensando, vale, ahora sale Hugo Weaving con gafas de sol y salgo por patas, no se los deseo a nadie.
Así que sólo por unos segundos me pregunté si me encontraba en Matrix y si el mundo donde vivía era real o un creación informática.
Os cuento, iba de camino al trabajo, cuando veo que empiezan a rodearme unos tipos vestidos igual. De negro, en concreto, y con gafas, algunos de sol. Empiezo a observar que los que marchan por delante de mi van todos con el pelo engominado y con raya a la izquierda. No puede ser, pienso un tanto azorado. Me adelanta un grupo de ellos mayor, viéndome inmerso en una marabunta de una centena de personas, todos llevan la raya a la izquierda. Por un momento, rodeado de los susodichos, vino a mi mente que me habían seguido una patrulla de agentes Smith y que en realidad vivíamos en un mundo como el Matrix que nos presentaban los hermanos Wachowski.

Cuando de verdad comenzaba a verme perdido, me di cuenta que en realidad se trataba de un grupo de inofensivos seminaristas, con el habitual atuendo negro y alzacuellos, que acudían a una reunión internacional de su congregación y que yo no les interesaba lo más mínimo. Pero esos instantes en los que estaba pensando, vale, ahora sale Hugo Weaving con gafas de sol y salgo por patas, no se los deseo a nadie.
Así que sólo por unos segundos me pregunté si me encontraba en Matrix y si el mundo donde vivía era real o un creación informática.
Comentarios
Esperemos que no fuera una conspiración de seminaristas para conquistar el mundo, ja.
;)