Me doy cuenta de lo lento que voy leyendo en los últimos tiempos. Además, se me van acumulando libros de los que me gustaría comentar aunque sólo sea un par de párrafos, porque hay otros en mi lista de lecturas sobre los que quiero pararme con más detenimiento.
Empezamos con Carpe Jugulum, fantasía humorística de la serie de Mundodisco del escritor británico Terry Pratchett. Esta entrega del mundo plano que viaja sobre cuatro elefantes que a su vez surcan el espacio sobre la espalda de una tortuga gigante, se centra en la saga de las brujas. La mundana Tata Ogg, la jefa y experta en cabezología Yaya Ceravieja, la inocente y ecologista Magrat Ajostiernos. Además, recientemente se les ha unido la bipolar Agnes/Perdita, según el momento del día, la una es una chica más bien gorda y poco agraciada, la otra, es una diva de la ópera.
El día del bautizo del bebé de Magrat y del Rey de Lancre ha llegado, pero no se puede celebrar un bautizo sin madrina, Yaya, no aparece. Todos comienzan a sospechar de un juego de efecto a los que Yaya es tan aficionada. Pero en realidad, tiene que más que ver con que una familia de vampiros procedente del reino vecino pretenden establecerse en Lancre y esclavizar a sus habitantes, las brujas incluidas. Tata, Magrat, y Agnes deberán encontrar a Yaya, teniendo que cuidar al bebé de Magrat y procurando no tropezarse con los vampiros que tienen encantado a los lugareños, incluso al rey.
Como siempre, Pratchett, crea unas situaciones divertidas, que unidas a la trama te dejará sin aliento, pero pecando del final embarullado, personajes corriendo sin ton ni son de un lado a otro.
Buenos ratos, personajes graciosos y carcajadas garantizadas.
Bosque Mitago, de Robert Holdstock. Si os gusta la fantasía y no habéis leído este libro, ya estáis perdiendo el tiempo.
Steven vuelve a casa, en Inglaterra, tras un periodo de convalecencia, pues resultó herido en la segunda guerra mundial. En la casona familiar, le espera su hermano Christian, quien se ha casado, pero ha perdido recientemente a su esposa. Christian está transtornado por la muerte de Guiweneth, obsesionándose por las investigaciones del padre de ambos, desaparecido, sobre el bosque cercano, pidiéndole que examine las notas de su padre mientras él marcha al bosque. Steven averigua que su padre creía en una serie de figuras mitológicas, mitagos, creadas por el subconsciente de las personas que interactuaban con el bosque, dotado este de un supuesto poder mágico. Steven pronto deduce que esos seres legendarios aparecerían en momentos de necesidad de la tierra, Inglaterra, como el Rey Arturo, Robin Hood y otros que entroncarían con una tradición celta antiquísima y milenaria.
El protagonista se da cuenta que Guiweneth la esposa de Christian era uno de esos mitagos. Poco después, se irá adentrando en el bosque de Ryhope, y por el rabillo del ojo, comenzará a ver extrañas figuras. Entonces es cuando se decide a cruzar el insondable y espeso bosque en busca de Christian, ¿o de Guiweneth?
Una lectura maravillosa que se disfruta página a página. Una lástima que en España no se hayan publicado sus continuaciones.
©2008 Alejandro Guardiola
Comentarios
La leí hace mucho tiempo pero recuerdo que la primera me gustó muchísimo más.
Y no creo que Gigamesh la reedite ahora, la verdad.
Salu2