Eduardo Vaquerizo nos presenta en su novela una España que aún conserva las posesiones ultramarinas del siglo XVI. Además, en este Imperio universal que perdura a principios del siglo XX, los judíos y los moriscos no han sido expulsados de la península. Los primeros, tienen una gran influencia en la economía y en la política del Imperio. Cabe contar que artilugios y máquinas habituales para nosotros en la actualidad, no existen. Hay tecnología pero no la electricidad. Por ejemplo, no contamos con el motor de explosión, los autocoches, trasunto de los utilitarios y berlinas, se mueven impulsados por vapor con carbón como combustible. O las máquinas de cábala, una especie de ordenadores. En general, el lector asiste a un Madrid oscurecido y ennegrecido por el hollín de la hulla. También es creciente una oscuridad metafórica provocada por fuerzas invisibles que pretenden poner en jaque la estabilidad del Imperio. Joannes Salamanca , cabo del cuerpo de alguaciles, entre otras de sus ob...
Página personal de Alejandro Guardiola